Ya lo habíamos mencionado entre los jugadores paraguayos que pasaron por el club como el más representativo de ese país y podes ver su historia desde como llego al Rojo hasta su último partido en este
INFORME. Sin embargo, Arsenio Erico sería el segundo mayor ídolo del club, detrás del incomparable Ricardo Bochini.
En este informe repasaremos la trayectoria del Paraguayo de Oro en varios aspectos:
todos los goles convertidos, en que fecha, contra que arquero y como finalizó el encuentro. Otro rubro será la
cantidad que le convirtió a cada equipo, la
cantidad de goles realizada por año y la cantidad de veces que convirtió entre un gol y seis.
El debut de Erico en Independiente
se produjo el 6/5/1934 frente a Boca Juniors en condición de visitante. El partido finalizó 2-2, convirtieron para los Diablos: Martínez y Antonio Sastre.
La fecha siguiente el Rojo recibía en Avellaneda a Chacarita, donde
se produjeron los dos primeros gritos de Arsenio cerrando el score en 3-1, el restante lo estampó Alvarez.
PRIMEROS 50 GOLES
En dos años solamente vistiendo la roja ya había convertido 50 goles. En 1934, disputó 21 partidos y marcó 12 goles, en 1935, jugó en 18 oportunidades y clavó 22 tantos. Hasta el 15/11/1936 había jugado 22 cotejos en esa temporada. Totalizó hasta el 50° gol, 61 encuentros, lo que le daba un promedio de 1,22 goles por partido.
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Erico en 1935 |
LA GARGANTA ROJA LLEGA A LOS 100
En solo 3 años había conseguido 100 goles. Cerraba la temporada de 1936 con 26 partidos y 20 goles. En 1937 rompe todos los records y consigue la descomunal suma de 49 goles en 34 partidos, un promedio de 1,44 goles por partido. Esa sería su mejor marca en todas la temporadas que jugó en el Rojo. El gol 100° llega en la fecha 33 frente a Estudiantes en una goleada por 5-2 donde conseguia un hat-trick, marcando a los 38 minutos del segundo tiempo.
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Una dupla imparable Erico y De la Mata
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Desde aquel partido contra Chacarita, Erico fue EL ESPECTÁCULO de los domingos. La gente lo consagró como uno de sus ídolos y se iba al estadio solamente para ver jugar a Erico, para aplaudir su gambeta zigzagueante y veloz que, como una luz de luciérnaga, esquivaba los guadañazos, las alevosas patadas de los adversarios que no podían pararlo; para aplaudir sus inspiraciones volcánicas, sus goles magistrales.
A pesar de su estatura mediana, de un metro setenta y cinco centímetros, por arriba siempre ganaba al adversario más lungo; sus piernas parecían tener unos potentes resortes que lo catapultaban hacia arriba, contra la gravedad. Por abajo, era una mezcla de mariposa y gacela. Se escurría de sus vigilantes como flotando en el aire, siempre lleno de solvencia, precisión y elegancia.
En una época de grandes "cañoneros", Erico impuso un estilo lleno de sutileza. Fue un goleador elegante, con clase. Sus disparos sin potencia, precisos e inesperados parecían a propósitos para producir en el aficionado un escalofrío, una sensación de angustia. Todo el estadio contenía la respiración en esos interminables segundos para luego explotar en salvajes gritos de júbilo.
Cada conquista traía su inconfundible sello, venía impregnada de un rapto de elegancia. Cada gol parecía fabricado para ilustrar la tapa de un libro de antología de goles. Quizás por eso, cuando se dijo que Scotta había superado uno de los records de goles de Erico, un aficionado del Independiente (y de Erico), como no queriendo admitir, dijo: "...pero che... los goles de Scotta son de ferretería y los de Erico eran de joyería".
Pronto la prensa agotó los adjetivos para calificar sus acciones, ya no le llamaron Arsenio, paragua, ni Erico. Le dijeron: El ángel que juega para los diablos, El mejor jugador de la historia, El arcángel de los diablos, El hombre de plástico, El hombre de mimbre, El paraguayo de oro, El hombre de goma, El diablo saltarín, El saltarín rojo, El rey del gol, El semidiós de Avellaneda, El virtuoso, El aviador, Mister gol, El duende, El mago...
EL SALTARIN ROJO CONQUISTA LOS 150